PACHUCA, Hidalgo 7 DE NOVIEMBRE DE 2016 (La Silla Rota).- El Centro de Apoyo a las Identidades Trans (CAIT), una organización mexicana ha documentado 283 casos de asesinatos de mujeres transsexulaes de 2007 a 2015 en el país, pero se ha puesto más atención con los asesinatos de Paola Ledezma y Alessa Flores.
La violencia se manifiesta día a día, hace algunos días pasada en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) un grupo de guardias le pidieron a una mujer transgénero usar el baño de hombres que unas horas antes había participado en un foro sobre transfobia en la universidad.
A continuación tres activistas transgénero nos dan su punto de vista sobre la situación de violencia que vive México.
Paty Betancourt, directora de la Red Mexicana de Mujeres Trans, Guadalajara.
“Los crímenes por odio, los actos de discriminación son resultado de conductas sociales que afectan la integridad de las mujeres trans. Dos problemas son recurrentes en las principales ciudades de un México: la violencia y la corrupción. Día con día la vulnerabilidad es nuestro apellido y cargamos con un conjunto de realidades por las que vivimos en modo de supervivencia”.
Comentó que la discriminación que viven es día a día, al ir al mercado, al ir en la calle son estigmatizadas por su apariencia, al realizar algún trámite ya que su apariencia no coincide con sus nombres en su identificación oficial.
También comentó “me doy cuenta que somos visibles para ser violentadas pero somos invisibles en las agendas de la gran mayoría de los legisladores, tomadores de decisiones y gobernadores. Ante la inexistencia de leyes de identidad de género en cada Estado la garantía de los derechos de las mujeres trans es muy lejana.
Diana Bayardo, política y activista, Tulancingo.
“Mi historia como activista en temas LGBTI y candidata ciudadana ha sido una tragedia constante por los ataques de discriminación. Estos surgieron desde el partido de izquierda (PRD) en el que como candidata externa gané. Sin embargo, fui arrebatada de mi candidatura, según las palabras de un dirigente partido yo no era una mujer hecha y derecha”.
En el 2012 fue restituida en el TRIFE (tribunal electoral), posteriormente sufrió un atentado a balazos del cual sobrevivió, pero el Gobierno de Hidalgo nunca resolvió el caso, en ese momento notó un claro desinterés por resolver las agresiones a miembros de la comunidad LGBTI en el Estado que radica.
“Mi lucha personal es la de conseguir matrimonio, adopción y el derecho a identidad de género para todo el país y son mis insignias como precandidata ciudadana a la Gubernatura de Hidalgo 2016”.
Concluyó declarando que “hay mucho por hacer, las respuestas a las agresiones contra la comunidad LGBTTTI demuestra la negligencia, la corrupción y el influyentísimo de los atacantes, quienes son amparados por las autoridades. Esto ha creado un ambiente de psicosis a la comunidad, por el miedo de ser golpeados, incluso ser asesinados, porque las autoridades no harán nada”.
Glenda Prado Cabrera, periodista de Saltillo, Coahuila.
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“Cuando estaba en mis treintas, fui arrestada en tres ocasiones en mi ciudad natal Monterrey. La policía decía que era para mantener el orden moral, pero nunca se me explicó de qué manera estaba violando la ley. En esa época no había que justificar un arresto así. Si había un hombre vestido de mujer en la calle era porque se estaba prostituyendo, a lo mejor iba a abusar de alguien o estaba involucrado en drogas “, detalló Glenda.
Asimismo mencionó que en la actualidad hay gente que denuncia, que los apoya cuando viven experiencias de agresión de algún tipo, pero que la violencia sigue siendo la misma que reportan los diarios amarillistas y de nota roja desde hace décadas.
“Cuando nos golpean, cuando nos asesinaban, eso éramos: una nota amarillista. No éramos personas, éramos algo distinto que merecía ser violentado. El machismo, la misoginia y las creencias religiosas hacen que esta idea se mantenga en igualdad en muchos lugares de México.
Compartió su experiencia tras el fallecimiento de su madre en 2009, cuando se mudó a Saltillo donde existe una mayor apertura y apoyo hacia la comunidad transgénico que en Monterey.
Con pesar indicó que sufre económicamente debido a la poca oportunidad de trabajo, pero precisó que no es debido a su condición de trans sino por la situación que sufren miles de mexicanos que sufren por desempleo, porque no son capaces de conseguir un trabajo relacionado a su profesión.
“Ojalá se dieran la oportunidad de conocerme y de conocer a otras mujeres trans. Se darían cuenta que tenemos muchas cosas en común con ustedes, porque somos mexicanas y somos seres humanos. Creo que si cada mexicano conviviera con una de nosotras, su perspectiva cambiaria mucho”, dijo que eso explico a su madre antes de fallecer.