«Tengo dos días y una decisión clara de sacar a Morena del atolladero, del marasmo», advierte Alfonso Ramírez Cuéllar al tiempo que afirma que quiere que el partido acompañe al Ejecutivo Federal en los cambios y transformaciones que emprende.
Este miércoles, el flamante líder de Morena ofreció su primera conferencia de prensa en la sede nacional de Morena. Pero no, no era la casona de la calle Chihuahua 216 en la colonia Roma, donde despacha la secretaria general de Morena en funciones de presidenta, Yeidckol Polevnsky; en aquel inmueble que anteriormente fue casa de campaña del entonces candidato presidencial, López Obrador. Alfonso Ramírez Cuellar citó a la prensa en el modesto inmueble de Santa Anita 50, en la colonia Viaducto Piedad, donde opera Bertha Luján en su calidad de presidenta del Consejo Nacional del partido.
Puntual, el diputado federal con licencia salió detrás de una manta con el logotipo del partido que cuelga de una estructura metálica que sostiene un techo de lámina. Traje color gris, camisa blanca, corbata color Morena (guinda), libreta y pluma Bic tinta negra, fueron el complemento de su atuendo. Su frase de batalla fue una: «Yo soy el presidente del Comité Ejecutivo Nacional electo». Y a pesar de ser un político con experiencia mediana, con especialidad en finanzas, los treinta minutos que duró la conferencia los dedicó a jugar la Bic entre sus manos.
Hasta el sábado 25 de enero, Ramírez Cuellar era solo un legislador en período vacacional, listo para integrarse al segundo ciclo ordinario de sesiones en la Cámara de Diputados el próximo 01 de febrero. Sus últimos tuits en la red social Twitter constatan que su cabeza estaba centrada en explicar el uso del presupuesto participativo y algunos temas económicos de carácter nacional. Pero el domingo 26 nadie sabía que él se convertiría en el dirigente interino del partido mayoritario del país, luego de un 2019 caracterizado por disputas políticas entre Luján y Polevnsky.
Los propios asistentes al Congreso extraordinario celebrado en la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca ni siquiera sabían de su existencia, pues La Silla Rota consultó ahí a varios de ellos, minutos antes de que se abordara ese tema en el orden del día. Y los únicos nombres que se mencionaban era el caricaturista Rafael Barajas «Fisgón» o al subsecretario del Trabajo, Horacio Duarte.
De la nada, tras bambalinas, Ramírez Cuellar fue anunciado por la presidenta del CEN -Bertha Luján- como único candidato al cargo por unanimidad. En entrevista con LSR él explica así, entre silencios y frases cortas, la brevísima historia de su nombramiento que según declaraciones de Polevnsky en una entrevista radiofónica con W Radio, involucran a Pedro Haces (de la agrupación Fuerza Social por México, que aspira ser partido político), Elías Moreno Brizuela (de la agrupación Frente por la 4T que también desea convertirse en partido) y Ricardo Monreal (presidente del Senado).
-¿Quién le ofreció la candidatura?
-¿A mí? La totalidad de los congresistas. Todos, de distintas regiones, de distintos lugares del país se acercaron y dijeron tú tienes el apoyo unánime, entonces sobre esa vas.
-Sí, ellos se enteraron allí. Pero ¿Quién le dijo tú puedes ser el presidente de Morena? ¿Con quién negoció?, insiste LSR.
-Ah no, eso fueron los congresistas, nadie me dijo nada (y guarda silencio por segundos).
-Usted sabe que eso no es cierto.
-Siiiiiiiiii (revira él).
-¿Fue Bertha Luján?
No, ella no me dijo nada, responde tajante.
-¿Elías Moreno Brizuela?
Hace muchos años que no lo veo.
-¿Ricardo Monreal?
Tenemos una relación excelente por nuestro trabajo legislativo.
-¿Tuvieron que ver con su candidatura? ¿O usted se ofreció solo?
No, no, todos hasta hicimos un buen… una buena respuesta… frente a la solicitud y propuesta de muchos militantes del país.
-No quieres tocar el tema ¿verdad?
No.
Yeidckol Polevnsky lo llama su amigo. Y él asegura tenerle cariño y confía en que podrán trabajar juntos, él como presidente y ella como secretaria general. No obstante, ella no da esas mismas señales pues ha asegurado que impugnará dicho Congreso y sus resoluciones -incluido su nombramiento-; esto significaría que Yeidckol, cuando menos, se mantendría en el cargo seis meses más. Y la fecha de una reunión entre ambos no se mira cercana, aunque Ramírez Cuellar dice que sí, que pronto sucederá.
-Aún no, estamos buscando en los próximos días reunirnos ya.
-¿Por qué no quieres hablar con ella en privado?, pregunta LSR
-No, sí, claro, claro, estamos ya concertando la reunión.
-¿Ves complicado que ella quiera ceder?
-Estamos en la lógica que informamos hoy en la conferencia; pero no me voy a detener, voy a echar el partido para adelante.
-¿Consideras difícil convencerla?
-No, vamos a platicar. Yo creo que ella y los otros aspirantes tiene la necesidad de encontrar un método común, una fecha ya para la renovación y sobre esos acuerdos que estamos construyendo podremos facilitar las cosas.
El presidente interino de Morena no es tonto y da señales de haber recibido ya entrenamiento en medios de comunicación. Por eso durante la conferencia, lejos de atacar a su rival, le acaricia. «Ella es una persona de compromisos, de entrega a la causa de nuestro partido y la idea es que ella como aspirante a presidir el partido nos reunamos con los otros aspirantes para que los próximos tres años tengamos una dirigencia con legitimidad», afirma. E incluso, evita hablar de manera negativa de su persona. «Tengo dos días y una decisión clara de sacar a Morena del atolladero… del marasmo en que se encuentra… yo le doy vuelta a la hoja, no quiero pasarme miles de horas en tribunales y juzgados, nuestros problemas nos son de barandilla ni resoluciones de instancias judiciales. Nuestros problemas son políticos y se resuelven con el diálogo», advierte.
Sin embargo, por momentos frente a la prensa se olvida en entrenamiento en medios y deja salir su personalidad directa y sin rodeos. «La unanimidad que se mostró en el Congreso tiene dos explicaciones. La militancia esta harta de que llevemos casi siete mil horas en tribunales… Y quieren una dirigencia que acompañe al Presidente de la República… Y Morena será el apoyo más importante del Presidente y la institución política que va a tener mayor decisión para consolidar estas transformaciones nacionales».
-¿Ya habló con el Presidente?, le pregunta LSR.
-No, aún no. Yo primero estoy platicando y coordinando en plan de trabajo que queremos echar a andar
-¿Por qué no ha hablado con él en tres días?
-Porque apenas son tres días, responde Ramírez Cuellar.
-¡Pues por eso!, le revira LSR.
-Yo creo que en el futuro, cuando el Instituto Nacional Electoral nos dé el reconocimiento, tendremos mayor facilidad de podernos reunir con todos los gobiernos, con todos los partidos
El escenario es claro. Se sobre entiende que nada de lo sucedido en el Congreso Extraordinario del domingo ni la elección de Ramírez Cuellar como presidente interino del partido, se hubieran realizado sin el visto bueno del presidente López Obrador. En política, es natural que sea así. Sin embargo, Ramírez Cuellar evita ahondar en el tema.
Febrero no será el mes del amor y la amistad, sino de los cambios a la constitución. Por eso el ex líder del Barzón presentó en esta conferencia su inmediata agenda política: el día primero buscará a los presidentes de los demás partidos políticos para presentarse y proponer una reunión que busca concretar una reforma constitucional para reducir el financiamiento a las campañas electorales. El 5 acudirá al INE a presentarse con el consejero presidente Lorenzo Córdoba y de paso entregará la documentación que acredita su nombramiento.
Luego convocará a alcaldes, líderes de congresos estatales y buscará reuniones estatales con las bases de Morena a las que definió como «la columna vertebral del partido». Después, en marzo, planea un coloquio con el partido. Por si eso fuera poco, paralelo a todo esto, trabajará para tender puentes de unión entre los aspirantes a dirigir el partido (Polevnsky, Luján, Mario Delgado y Alejandro Rojas) a fin de concretar una convocatoria de elección en común acuerdo.
Ramírez Cuellar, en un exceso de franqueza propio de su personalidad, explica la razón de fondo que sustenta toda esta revolución dentro de Morena: los resultados electorales de 2019. «No quiero que me pase lo que nos ocurrió en Durango, que perdimos todo. Lo que nos ocurrió en Tamaulipas que nos fuimos al suelo. Lo que nos ocurrió en Aguascalientes que prácticamente nos borraron del mapa. Eso no quiero que me pase. Por eso este comité le va a poner mucha atención a Hidalgo y Coahuila para este año ganar la mayoría del Congreso y presidencias municipales». Sí, él y todos lo sabe bien: las elecciones intermedias del 2021 están a la vuelta de la esquina. Y de ellas depende el cierre del sexenio López Obradorista.
En plena conferencia de prensa, el presidente interino de Morena suelta un poquito la lengua y asoma detalles de lo que evita hablar: quién o quiénes estuvieron detrás de su candidatura.
-¡Yo vine a eso! ¡Esa fue la condición que yo les puse! Ustedes me conocen, somos gente echada para adelante y yo quiero que Morena acompañe al Ejecutivo Federal en estos cambios y transformaciones… Y que sea un partido que tenga institucionalidad.
-¿Fue la condición que le puso a quién?, le cuestiona LSR. Pero él reacciona y da la vuelta al tema.
-Fue lo que pedí a los congresistas que votaron por mí de manera unánime. Fin del tema.