El próximo 15 de noviembre vence el plazo para que la Cámara de Diputados apruebe el Presupuesto de Egresos de la Federación 20121, antes el 20 de octubre este misma cámara tendrá que enviar la iniciativa de la Ley de Ingresos del gobierno federal a la Cámara de Senadores, la cual tendrá que ser aprobada el 31 de octubre.
Este lunes Carlos Urzúa, exsecretario de Hacienda y columnista en El Universal, plantea que los contenidos de ambas iniciativas son poca realistas, ya que no uno pensaría que en las próximas semanas los legisladores habrán de sudar la gota gorda para cumplir con esas fechas. Pero, no será así. El partido en el poder controla el Congreso y quienes tengan que levantar la mano para aprobar el paquete económico lo harán.
De acuerdo con Urzúa ambas iniciativas son incongruentes. El primer fallo, nace de los pronósticos gubernamentales acerca de la contracción que sufrirá la economía mexicana al cierre del 2020, así como del crecimiento que tendrá en el 2021. La incertidumbre que existe sobre la magnitud de la contracción en este año la exhibe el propio gobierno: estima que la economía se contraerá en un 8 por ciento, aunque su rango esperado es el intervalo de entre -10 a -7 por ciento.
Al parecer, en el gobierno a alguien se le ocurrió en el último momento que la caída estimada no debería ser menor a -8%, o puede ser también que la Secretaría de Hacienda esté sugiriendo con ese intervalo que la contracción puede llegar a los dos dígitos (lo cual pronosticamos muchos observadores). Paradójicamente, esa subestimación de la caída hace que el pronóstico gubernamental de crecimiento para el siguiente año, 4.6%, parezca una sobrestimación.
La discusión entre el -8% y 4.6%, constituyen dos de las tres claves fundamentales que están atrás de la iniciativa de la Ley de Ingresos para el año que entra. Los ingresos por la extracción del petróleo, que el gobierno espera obtener el siguiente año, constituyen la última clave.
Para Urzúa esos ingresos dependen de dos cosas: el precio por barril y la producción diaria de petróleo que se pueda alcanzar para 2021; y aunque el gobierno estableció su precio esperado del barril de la mezcla mexicana en 42 dólares, lo cual es razonable. El número ilógico es el de la producción: 1.86 millones de barriles diarios, casi doscientos mil barriles más de lo que se extrajo en promedio durante la primera mitad de este año.