Este lunes el embajador de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, resaltó la importancia de la ciencia para hacer frente a la pandemia de covid-19 en el país, al considerar que «es nuestra aliada, no nuestra adversaria».
Necesitan empresas un Protocolo de Seguridad Sanitaria para volver
«El ocultamiento deliberado de cifras (o la sospecha de que esto ocurre), las fake news y la tentación de distorsionar los hechos para obtener algún beneficio. El resultado es un caos informativo en el que resulta difícil discernir qué es cierto y que no lo es», expone el exrector de la UNAM en una columna para El Universal.
Aquí las mejores frases del también Premio Nacional de Ciencias 2007:
-Para florecer, la ciencia requiere creatividad e imaginación. Necesita espacios para el ensayo y el error.
-La ciencia puede ser un instrumento del desarrollo con justicia, cuando dirime disputas con base en evidencias.
-La ciencia que confronta (con argumentos, por supuesto) que desafía, que reta, se convierte en una suerte de subversión constructiva. No hay que temerle a la confrontación sustentada en evidencias. Es la única vía razonable que conozco para aclarar dudas y enmendar rumbos, si es necesario
-La ciencia es nuestra mejor aliada. La tecnología y la innovación son herramientas fundamentales para superar la crisis sanitaria: ¿qué son si no, las vacunas, los medicamentos, las pruebas de laboratorio que necesitamos?
-Habitualmente desarrollar una vacuna toma varios años. La carrera hoy está desbocada, con lo bueno y lo malo que ello implica. Seguramente habrá vacuna en tiempo record.
-Lo primero es no hacer daño, reza uno de los principios éticos más sólidos de la medicina. ¿Qué tanto es tantito? y, aún si se conociera algún daño potencial (efectos secundarios indeseables los hay casi siempre), en la relación de costo/beneficio ¿se justificará la aplicación de la vacuna?
-¿Es ético inocular voluntarios y exponerlos deliberadamente al virus para probar si una vacuna es eficaz? La simple pregunta te quita el sueño. Una salida en falso, en cualquier caso, sería muy costosa
-Hay una gran presión de algunos líderes políticos por ser los primeros en anunciarle al mundo que ya tienen una vacuna y, sin duda, las inversiones son cuantiosas.
(Juan Ramón de la Fuente, exrector de la UNAM. Cuartoscuro)
-En la historia de las vacunas, se estima que sólo el 6% de los proyectos alcanzan su objetivo. Ya veremos cuáles llegan
-No es fácil frente a un virus nuevo desarrollar con rapidez un medicamento antiviral efectivo.
-La emergencia sanitaria ha propiciado que ocurran cosas en la ciencia que habitualmente no pasan. Tal es el caso del Remdesivir, un medicamento desarrollado originalmente para el tratamiento de la hepatitis y del Ébola. Estaba prácticamente en el olvido.
-Conviene tener cautela antes de cantar victoria
-Se experimenta con algunas transfusiones de plasma de personas recuperadas que fueron infectadas y han desarrollado anticuerpos. Este enfoque es muy prometedor. El uso de anticuerpos (naturales o clonados) que neutralicen al virus, representa una opción que los expertos ven factible en un futuro cercano. En su conjunto, el enfoque terapéutico puede avanzar más rápidamente que el de las vacunas.
-Existen dos tipos de pruebas que pueden ser de gran utilidad en la pandemia. Las que nos permiten corroborar un diagnóstico, porque son capaces de identificar la presencia del virus en el organismo, y las que nos permiten saber si hubo exposición al virus en el pasado y, en consecuencia, identificar si la persona expuesta desarrolló anticuerpos que circulan en su sangre. Conviene señalar que ninguna prueba es cien por ciento segura. Pero eso es lo que ocurre con casi todas las pruebas médicas y no por eso dejamos de usarlas. Hay que saber usarlas.
-Bajo prescripción médica y con una interpretación adecuada, las pruebas pueden ser útiles para el enfermo, sus familiares y la comunidad en la que conviven. Pruebas sin ton ni son no tienen mucho sentido
-Frente a la desesperación de muchas personas, han surgido pruebas «patito». La ciencia es la que nos puede ayudar a diferenciar unas de otras. Regular con rigor científico no significa prohibir sin evidencias.
-El peor escenario: pruebas ilegales, de mala calidad, que confunden a los médicos y estafan a los pacientes.
-Para un regreso más seguro a la actividad económica, las pruebas pueden ser útiles. No son el único criterio ni la última palabra, pero en la medida que nos den información científicamente validada, pueden ayudarnos a identificar quiénes tienen menor riesgo de contagiarse mientras dure la pandemia.
(djh)