Ciudad de México (La Silla Rota).- Luego de que el 18 de enero una avalancha de nieve sepultara al hotel Rigopiano, en la central región de Abruzzo en Italia, los servicios de socorro reportaron que hubo 29 muertos, mientras que 11 personas sobrevivieron.
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Según los servicios de socorro, los últimos dos cuerpos fueron recuperados anoche.
La avalancha se originó como consecuencia de cuatro sismos de más de 5.0 grados Richter.
En total, había 28 huéspedes, cuatro de ellos niños y 12 empleados, incluido el titular, Roberto Del Rosso y el refugiado senegalés Faye Dane.
Con base en las primeras seis autopsias, la fiscal de la ciudad de Pescara, Cristina Tedeschini indicó que los decesos fueron causados por aplastamiento, hipotermia o asfixia.
Además, comentó que debido a los eventuales retardos en las labores de socorro “nadie murió solamente por congelamiento”, no al menos en esos primeros seis casos.
Sin embargo, el abogado de la familia de Gabriele D’Angelo, una de las víctimas, dijo lo contrario.
Aseguró que en el cuerpo de D’ngelo no había marcas de traumas, ni de asfixia, sino que habría muerto congelado, por lo que si hubiera sido socorrido en un lapso de dos horas después de ocurrido el accidente probablemente se habría salvado.
Según los medios, las labores de rescate partieron con retardo por las intensas nevadas que impedían llegar al hotel, y también porque los operadores telefónicos que recibieron las primeras llamadas de auxilio no les dieron crédito.
Una funcionaria que recibió la llamada de un hombre al que uno de los supervivientes había contactado, le dijo que se trataba de versiones falsas y que no era el hotel el que había sido sepultado, sino un establo que también resultó dañado en la misma zona.
Por su parte, el primer ministro, Paolo Gentiloni dijo ante el Parlamento que los servicios de socorro hicieron todo lo humana y técnicamente posible para salvar vidas ante el desastre.