Nezahualcóyotl.- En las manos de María Eugenia Fuentes mil 500 pesos rinden como si fueran el doble.
Cada quincena dispone lo equivalente a casi 23 salarios mínimos (750 pesos a la semana) para comprar la comida de ella y sus dos hijos; tres en total.
“Ajustando el dinero y tratando de buscar en dónde esté en buen precio, porque el dinero no alcanza”, dice.
Su secreto es caminar y caminar hasta encontrar los mejores precios en los puestos que se instalan a diario en el municipio de Nezahualcóyotl, Estado de México.
Lo hace gracias a que cada 15 y 31 del mes su hijo Jhonatan, albañil en el Estado de México, le otorga gran parte de su sueldo para comprar la comida.
El resto lo utilizan para pagar la renta, que es de mil 800 pesos, los servicios, de aproximadamente 450 pesos, y los pasajes en los que gastan mil pesos.
“Si es poco, yo creo que nos van sobrando unos 200 o 300 pesos al mes si bien nos va”, reconoce.
Acompañada a veces de su hija y en algunas ocasiones sola, vista la avenida Rancho Grande, en la colonia Benito Juárez, para llegar al rastro municipal.
Ahí se reúnen los vendedores mayoristas de pollo, res y pescado para los habitantes de esta localidad, y por ello, también los precios más bajos de la zona.
“Llévele güerita, bien pesado, acá si le damos completo”, le gritan para tratar de convencerla, pero eso no logra persuadirla.
La experiencia le ha permitido conocer dónde se encuentran los puestos donde ofrecen los mejores precios en el kilo de carne que le permiten que el dinero rinda.
“Antes decía uno con un kilo de huevo y frijoles y ya comimos, pero ahora ya ni eso”, comenta.
Explica que hasta hace unos meses el pollo era la opción más accesible porque le permitía hacer varias comidas con una misma compra; sin embargo, esto ha cambiando.
“Ahorita estaba a 92 el kilo, imagínate si te pesan una pechuga de dos o kilo y medio ya son más de 100 pesos, mejor con eso compras bistec de puerco o de res, lo que esté más barato y te alcanza para las tortillas.
“La verdad sí ha subido mucho, el dinero ya no rinde como antes. Con mil 500 nos llevábamos que el pollo, la carne y hasta un poquito de pescado, pero ahorita ya ni eso, tenemos que buscarle porque sino no salimos”, agrega.
De acuerdo con el Banco de México la última tasa de inflación (aumento general en los precios) se ubicó en 8.16%, una de las más altas en la historia reciente del país.
Esto se ha reflejado en el alza en el precio de los alimentos como el pollo, la carne y el huevo que buscan familias como la de María Eugenia en gran parte del Valle de México.
“Mi hijo me da para la comida a la quincena mil 500, pero no alcanza, pero ahí le vamos buscando con la carne y el pollo, el huevo que también ya está carísimo”, reconoce María Eugenia.
A la par, la mujer de 47 años tiene que enfrentar una diabetes que la aqueja desde hace 10 años y que en los más recientes la ha imposibilitado para encontrar un empleo y así ayudar en la economía familiar.
“Mi hijo es que el que se hace cargo de mí y otra de mis hijas, son quienes me ayudan porque yo no trabajo. Ya sabe cuando uno se enferma con enfermedades crónicas ya es difícil que le den a uno trabajo”, se lamenta.
“Y más por la edad que no ayuda, pero gracias a Dios ellos me ayudan para la renta y la comida que es lo principal», enfatiza