A partir de 2001, cuando científicos del país dieron por extinto el glaciar del Popocatépetl, se generó gran expectación en el mundo científico en torno a los otros dos glaciares mexicanos. A saber, el del volcán Iztaccíhuatl, aledaño a «Don Goyo»; y el Citlaltépetl, conocido también como Pico de Orizaba, informó Hugo Delgado Granados, director del Instituto de Geofísica (IGf) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
De acuerdo con el académico, un glaciar es toda aquella masa de hielo que tiene una serie de características, principalmente una dinámica que incluye movimiento desde la altura hacia niveles más bajos. A lo que se suma un régimen de pérdida y ganancia, es decir, todo lo relacionado con la precipitación sólida (nieve, granizo, ventisca), se expone en la Gaceta UNAM.
En México, las temperaturas que favorecen la permanencia del hielo aparecen alrededor de los 5 mil 200 metros de altura. Esto significa que en cualquier montaña a esa latitud, donde hay precipitación pluvial puede encontrarse un glaciar. «Si la lluvia cae en algún momento del año, se transforma en nieve y poco a poco se convierte en hielo de glaciar. Éste tiene básicamente la misma estructura de la nieve, aunque con aire contenido, mientras que en el hielo del glaciar ha desaparecido todo el aire. De ahí que haya diversas características para considerar a un glaciar como tal.
Entre los beneficios que aportan estas masas de hielo, debido a que son cuerpos de agua en forma sólida, se cuenta que en época de secas se funden por efecto del clima y aportan agua a las escorrentías sobre cuencas que irrigan; también aportan grandes volúmenes del vital líquido a los mantos acuíferos. De manera que si desaparecen los glaciares, disminuyen los flujos, no hay agua.
POPOCATÉPETL
El origen del derretimiento de este glaciar situado a 5 mil 420 metros de altura se debe a los efectos que tuvo la erupción del volcán sobre los hielos desde 1994. Entonces, los materiales calientes, conocidos como proyectiles balísticos, más las cenizas, han caído sobre la superficie de nieve y el hielo glaciar, causando el deshielo.
Cuando la nieve recién caída se cubre de ceniza y ésta por el color, más que por su temperatura, recibe la radiación solar, se calienta y no permite que el glaciar se alimente, aunque se ubique en la altitud potencial para formar glaciales. De modo que la erupción del volcán, entre otros factores, hizo que se extinguiera. Hay hielo, pero son remanentes.
IZTACCÍHUATL
Por lo que se refiere al Iztaccíhuatl, de 5 mil 240 metros, una altitud poco favorable para conservar hielo, aunque aún se cuentan cinco zonas glaciares (una en el pecho, otra en la panza, y tres en el suroriente), comparadas con los 11 que llegó a tener hace tiempo, prácticamente ha desaparecido gran cantidad de hielo y está en una situación vulnerable. En cualquier momento el hielo remanente puede deshacerse. Está cerca del límite, advirtió el experto.
(El Popocatépetl [derecha al fondo] y el Iztaccíhuatl [izquierda])
CITLALTÉPETL
Del Cerro de la Estrella o Pico de Orizaba, dijo que es una montaña de cinco mil 670 metros de altitud, con un sistema glacial que ha venido retrocedido de manera paulatina, pero significativa. Tiene la mayor probabilidad de sobrevivir un tiempo más aunque bajo un pronóstico reservado, pues ha venido cambiando el clima global. «Se piensa que puede permanecer dos o tres décadas más», previó el científico.
(Pico de Orizaba)
PANORAMA MEXICANO
En México, a diferencia de otros países, los glaciares no están bajo el riesgo de la voracidad de compañías mineras para explotar los recursos minerales. No obstante, en opinión de Delgado Granados, somos testigos de la desaparición de cuerpos glaciares, por lo que «es determinante realizar tareas que permitan saber cómo se adaptará la población a un cambio de ambiente y de paisaje».
Aunque los investigadores de México, en general, y del IGf, en particular, han estudiado los glaciares mexicanos durante las últimas décadas, lamentablemente no se ha hecho de forma permanente y sostenida.
«Los científicos establecieron estaciones de monitoreo, pero al carecer en México de un servicio glaciológico que las atienda, si concluye un proyecto de investigación hasta ahí llega la capacidad de mantenimiento. «Ahora tratamos de colaborar con el Servicio Meteorológico Nacional para equiparlas y mantenerlas ya que este tipo de actividades de monitoreo de los glaciares debe ser una actividad de tiempo completo».
El reporte de las estaciones de monitoreo instaladas no es alentador: «En el Iztaccíhuatl tratamos de implementar un par de estaciones y como es zona popular de montañistas sin conciencia ambiental fueron vandalizadas. En el Popocatépetl, en razón de que prácticamente no hay glaciares, no tiene sentido instalar. Así que las únicas estaciones en operación son las del Pico de Orizaba.
EFECTOS COLATERALES
Eventualmente, se sentirán otros efectos, dijo el científico. Por ejemplo, cuando desaparezcan los glaciares del Iztaccíhuatl ocasionarán, al mismo tiempo, un cambio en el clima local por una sencilla razón: el color claro de la nieve y el hielo reflejan la radiación solar, pero si desaparecen estas masas sólo quedará la roca desnuda que, en vez de reflejar la radiación, la absorberá. Así podría haber un aumento de temperatura adicional, lo que hace que el clima cambie en las mismas cumbres.
Esa situación, planteó, debe considerarse seriamente porque es irreversible, de ahí que el género humano tenga que buscar la manera de adaptarse a cambios: el climático, la temperatura y en el tipo de precipitación pluvial. Asimismo, evitar la erosión y para hacerlo hay que reforestar y conservar las áreas verdes.
El pasado 25 de enero, el Foro Económico Mundial terminó en Davos, Suiza, tras cinco días de debates en los que el clima ha ocupado un lugar un lugar prominente, pero ecologistas, como Greta Thunberg, que han estado en esta cita abandonaron la ciudad decepcionados: buenas palabras pero pocos compromisos de actuar.
Y no solo reprochan a los líderes políticos o a los grandes hombres de negocios su falta de iniciativas en este asunto. También han pedido a los Medios de Comunicación que dediquen menos tiempo a informar sobre ellos mismos y se concentren más en la propia emergencia climática.
(diego joaquín)