POR: JORGE ALEJANDRO MEDELLÍN
Inmunes durante cuatro años a los recortes presupuestales decretados desde la Secretaría de Hacienda a casi todas las instituciones del Estado, la Defensa Nacional y la Marina apresuraron desde el inicio de este gobierno sus planes de modernización, actualización y adecuación a los tiempos bélicos.
Lo hicieron presentando planes y proyectos de inversión transexenales basados en presupuestos crecientes y sostenidos –pero no escandalosos– que el jefe del Ejecutivo y Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas ordenó aprobar a fin de consolidar los procesos modernizantes en Sedena y Marina.
Lo hicieron también apoyados en instrumentos financieros alternos a los presupuestos oficiales asignados desde el congreso, previo compromiso con Los Pinos, Hacienda y el Congreso de la Unión. Banobras jugó un papel relevante en casi la mitad de las adquisiciones más importantes hechas por la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) de cara a su anunciada modernización programada en tres etapas hacia el año 2030.
Su papel fue igual de importante en la compra de material aeronaval para la Marina, que incrementó su flota de aparatos de ala fija y ala rotativa, desarrolló material no tripulado propio, compró blindados ligeros para sus fuerzas especiales y llevó adelante su proyecto de inteligencia naval.
Todo estuvo muy bien para militares y marinos hasta que la realidad y la guillotina de Hacienda los alcanzaron.
Para el 2017, los Presupuestos de Egresos de la Federación (PEFs) de Sedena y Marina se reducirán en casi 4 por ciento con respecto al ejercicio anterior (2016). Los recortes parecieran no ser relevantes si se compara el ajuste con las metas alcanzadas, pero las consecuencias podrían ser delicadas al revisar algunos de los programas y proyectos de inversión que se quedarán en el aire.
De acuerdo con los PEFs que aparecen en la página de Hacienda, la Sedena ejercerá 69 mil 407 millones, 968 mil 044 pesos, lo que significa un 3.9345 % menos que lo recibido este año.
Para la Marina el PEF asignado será de 26 mil 336 millones, 892 mil 497 pesos, lo que se traducirá en un 3.8840 % menos que lo recibido para ejercer este año.
En términos reales –sin contar el endeudamiento y los recursos obtenidos mediante el Arrendamiento Financiero estructurado desde Banobras para la compra de material y equipo bélico–, la Sedena recibirá menos dinero que el asignado en 2015 (71 mil 273 millones, 654 mil 718 pesos) y 2016 (72 mil 250 millones, 719 mil 526 pesos).
La Sedena presenta un total de 91 Programas y Proyectos de Inversión (PPI), mientras que la Marina lleva en cartera 76 PPIs que también espera concretar en 2017.
De entrada, ambas dependencias presentan casi el mismo número de PPIs con asignación presupuestal. La Sedena tiene en cartera para el 2017 un total de 91 PPIs, de los cuales 14 cuentan con asignación, es decir, con recursos etiquetados desde anteriores ejercicios y que ya están en ejecución y en vías de consolidarse.
La Marina presenta un PEF con 76 PPIs, de los cuales 17 cuentan con recursos garantizados para consolidarse en los próximos años, incluso más allá del 2018.
Para la Sedena, nueve de los 14 son de vital importancia porque se trata de los PPIs para modernizar a la FAM.
En la Marina la situación es muy parecida ya que la mitad de sus proyectos con asignación presupuestal son para compra de material aeronaval, mientras el resto de la inversión sería para la construcción de buques (Patrullas Oceánicas, Patrullas Costeras, Interceptoras) y remodelación de instalaciones.
Pero el PPI cuya suspensión momentánea más resiente la Marina, es el de la construcción en astilleros navales de las fragatas holandesas Damen Clase Sigma, cuya licencia ya estaba aprobada.
Su construcción hubiera constituido un avance enorme y fundamental para la ingeniería naval militar dadas las características y potencial de dichos buques.
@JorgeMedellin95