POR: LOS MEDIOS BAJO LA LUPA
CIUDAD DE MÉXICO 26 de octubre de 2016 (La Silla Rota).- Hace una semana el director general de TV Azteca, Benjamín Salinas, se reunió con directivos y dueños de medios de comunicación agrupados en la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) ante quienes celebró las buenas nuevas, ya había alcanzado a Televisa en su horario nocturno estelar. Las cifras eran oficiales, hasta antes de agosto de 2016 la brecha entre el raiting del noticiero de Joaquín López Dóriga y el de Javier Alatorre era amplia y se traducía en millones de televidentes.
La lámina que mostró era muy clara, la brecha simplemente desapareció en agosto pasado cuando Televisa cambió a su conductor estelar de noticias y nombró a Denise Maerker al frente del tan importante espacio. Los demás meses sólo fueron de crecimiento para TV Azteca. Sus directivos celebran el cambio.
Esas cifras fueron ratificadas por la empresa de medición de audiencias HR Media el pasado 17 de octubre cuando entró al aire Imagen Televisión con otro competidor en los noticieros nocturnos: Ciro Gómez Leyva.
Según la empresa y datos publicados en Expansión, hay días en que Javier Alatorre supera a Denise Maerker. Los números hablan solos.
El primer día de transmisión, la nueva cadena de televisión fue vista por 589 mil personas, el segundo día por 989 mil personas y el tercer día por 1.2 millones de personas. El noticiero de Ciro Gómez Leyva tiene un raiting de aproximadamente 350 mil personas.
En el mismo periodo, Televisa, el canal 2, tuvo 5.9 millones de vistas y TV Azteca 5.4 millones.
En el caso específico de los noticieros, en un día, el martes 18 de octubre, Ciro Gómez Leyva fue visto por 341 mil personas, Denise Maerker por 1 millón 303 mil personas y Javier Alatorre un millón 291 mil personas. Es decir, la brecha entre Maerker y Alatorre se redujo a 12 mil personas. Atrás quedaron los tiempos en los que Televisa era el rey y TvAzteca el eterno segundo.
Yo plagio, tú plagias, nosotros…
La reciente Asamblea de la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) abrió en una de sus sesiones un debate pertinente pero que arrancó con el pie izquierdo: el plagio del que casas periodísticas tradicionales acusan a proyectos en internet. Los voceros formales de esta causa fueron dos abogados de las televisoras: Javier Tejado, de Televisa, y Jorge Islas, identificado con Azteca. El moderador fue Francisco Santiago, editor de «El Universal».
Pero la nota la ofreció Carlos Marín, director de Milenio, quien practicó la estridencia que tanto disfruta: identificó a los portales SDP Noticias, Animal Político y La Silla Rota entre los «plagiarios». El problema es que no sólo no ofreció pruebas sino que tras un reclamo formal de Daniel Moreno, director de Animal Político, Marín se retractó y borró de la versión publicada por Milenio las alusiones directas. La Silla Rota publicó que se daba por satisfecha con ese autodesmentido.
El tema es más complejo, como lo demuestra el documento «Innovation» de «The New York Times» que causó furor hace algunos años. En él ese diario, el más importante del planeta, aceptó que varios portales digitales (The Huffington Post, Slate, entre otros) han superado su tráfico de usuarios, con inversiones infinitamente menores, por lo que procedió a una transformación radical de su Redacción y sus editores y periodistas.
Es verdad que el tema del plagio es un drama de la industria periodística: periódicos de todos los tamaños se plagian entre sí. Hay una fauna de medios digitales sin periodistas y sólo con personajes ávidos de recibir las migajas del erario. Portales serios son plagiados por medios de todo el país…
Pero existe también una tendencia en el público que los medios tradicionales deben entender para iniciar acciones correctivas en casa. No hacerlo y conformarse con culpar al otro sólo acelerará sus problemas, de suyo graves.
El Derecho de Réplica y el debate que viene
Es posible que acusen miopía los medios de todo tipo que emprendieron esta semana un embate contra la propuesta de sentencia del ministro Alberto Pérez Dayán por supuestamente abrir la puerta a demandas de políticos que se sientan agraviados en coberturas periodísticas. El documento respectivo tiene casi 150 páginas y requiere una revisión seria, profesional. Y amerita atraer un debate entre los protagonistas, a los que se deben sumar otros sectores de la sociedad. Desde hace años los medios han tenido que irse acercando a un rango de mayores responsabilidades frente al público. Ya su agenda no puede estar marcada por la interlocución con el gobierno, en la que tan bien se desempeñan. La nueva realidad impone diálogo entre medios, y entre éstos y los particulares. Basta tan sólo con revisar sentencias de la Corte (Enrique Krauze contra «La Jornada», por ejemplo) para entender tal tendencia, mundial por otro lado. Es válido expresar inquietud e incluso impugnar la postura del ministro Pérez Dayán. Pero el camino no puede ser la defensa de fueros por parte de los medios, sino la apertura a explicar sus políticas editoriales y demostar que efectivamente, su trabajo no es difamar ni agraviar, sino presentar al público la versión más cercana a la realidad que sean capaces de obtener, y un balance justo en la generación de sus opiniones y análisis. Será la mejor manera de que la comunidad a la que busca servir sea su aliado en el cumplimiento de su labor.
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