POR: MARTÍ BATRES
Las autoridades federales pretenden despojar de los recursos federales que le corresponden a la Ciudad de México. Se trata a todas luces de una injustica pues la capital de la República es la entidad que más aporta a la federación.
Desde la democratización de la Ciudad, lograr que la Federación le otorgue los recursos que por justicia le corresponden, ha sido una lucha constante. Este año, el gobierno federal decidió atacar, una vez más a la capital del país. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, ha tenido reuniones con el titular federal de Economía para evitar que el despojo se concrete.
Hasta ahí vamos bien. Que el gobierno de Mancera defienda el presupuesto de la Ciudad, es correcto. Sin embargo, falta que se defienda el presupuesto de la capital de quienes están al frente de las instituciones de gobierno, porque el dinero no está llegando a la gente. Mancera ha tenido recursos superiores a los que han ejercido cualquiera de sus antecesores en el cargo. Sin embargo, estos recursos no se notan en las calles, ni en beneficios para la población.
En este sexenio, la Ciudad de México conoció las llamadas listas de espera para acceder a derechos sociales; también los capitalinos estamos ante un gobierno que no ha realizado una obra pública importante y tampoco ha implementado un programa social universal adicional.
En contraste, en distintas áreas de la administración pública se observa un dispendio que resulta ofensivo. Por ejemplo, a la Asamblea Legislativa le sobran mil millones de pesos que bien podrían ocuparse en beneficio de la gente pero que se reparten entre los coordinadores parlamentarios de PRI-PAN y PRD.
Por otro lado, en distintas dependencias se ha experimentado la creación de nuevas áreas, lo que significa un gasto mayor en los salarios de funcionarios públicos de alto nivel. Asimismo, han vuelto los viajes al extranjero del Jefe de Gobierno, quien ha visitado París, Los Ángeles, Kuwait y Dubai, entre otros destinos internacionales gastándose los ajustados recursos de los capitalinos.
No han sido pocas las voces que han pedido mayor austeridad en el gasto a las autoridades de la ciudad. Sin embargo, esos señalamientos han sido ignorados. Hasta el momento, la campaña de comunicación del Gobierno de la Ciudad se ha limitado a señalar las obras y los rubros que serán afectados si se concreta el recorte federal. No han dicho ni una palabra acerca de planes de austeridad, de cómo se ajustaría el gasto para lograr que programas y obras no sean afectados.
Es posible sacar adelante a la ciudad sin parar obra ni afectar programas sociales ni mucho menos aumentar impuestos. Para ello es necesario que el gobierno se amarre el cinturón. Por eso, es importante exigirle al Gobierno Federal que no afecte las finanzas de la Ciudad pero, al mismo tiempo, demandar a las autoridades capitalinas que no se claven el presupuesto, que lo entreguen a la gente. Sin austeridad no hay dinero que alcance.
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