POR: FRANCISCO ZORRILLA MATEOS Hoy por la noche se llevará a cabo el tercer y último debate entre los candidatos de los partidos demócrata y republicano a la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica. Debo admitir que he seguido con atención los dos debates anteriores, e incluso los he disfrutado como si se tratara de un espectáculo artístico o deportivo.
Probablemente, si los candidatos fueran otros o si el tono de las campañas electorales en Estados Unidos hubiera sido diferente, no tendría ese mismo interés en darle seguimiento al tema.
En cualquier caso, me parece evidente que a menos de un mes de las elecciones presidenciales, el proceso electoral norteamericano tiene una atención mundial sin precedentes, y prueba de ello son los amplios espacios en los medios de información internacionales dedicados a darle seguimiento al tema.
Tan solo en los Estados Unidos, el primer debate entre Hillary Clinton y Donald Trump rompió el récord de 80.6 millones de televidentes registrado en los años ochenta, en el debate entre Ronald Reagan y Jimmy Carter. De acuerdo con cifras oficiales, 83 millones de estadounidenses le dieron seguimiento al debate[1], sin considerar que millones de personas más, lo vieron desde algún portal de internet.
Después de los primeros dos debates estadounidenses, en la prensa nacional se ha sugerido que en México deberíamos de seguir el modelo estadounidense, porque nuestros debates son acartonados y aburridos. También se ha insinuado que, los burócratas del INE no deberían organizar los debates porque los vuelven tediosos, y que las reglas actuales solamente sirven para proteger a los políticos que quieren gobernarnos pero no saben debatir.[2]
¿Cómo están regulados los debates presidenciales en México?
No se requiere ser un especialista en la materia para darse cuenta de que el sistema electoral mexicano es complejo, costoso y está sobreregulado. Sin embargo, contrario a lo que se afirma últimamente en los medios, los debates presidenciales son una excepción a la regla.
Sí, la Ley establece que el INE debe organizar dos debates obligatorios entre todos los candidatos a la Presidencia, y que realizará las gestiones necesarias a fin de propiciar la transmisión de los debates en el mayor número posible de estaciones y canales de radio y televisión. Su transmisión debe ser gratuita y llevarse de forma íntegra sin alterar sus contenidos.
Sin embargo, dada al estructrua y dinámica de la autoridad electoral, tanto las reglas, fechas y sedes de los debates se acuerdan con los propios partidos políticos y los candidatos independientes.
Ello implica una intensa negociación entre todos los participantes, ya que dependiendo de las estrategias de campaña y las características de la o el candidato, a algunos les conviene un formato y a otros no, y lo mismo pasa con las fechas y las sedes. Por ello los debates “oficiales” difícilmente permiten una discusión fluida entre los candidatos, y parecen muy rígidos.
A pesar de los inconvenientes y restricciones ya mencionadas, en los debates “oficiales” se abren espacios en radio y televisión nacional para todos los candidatos registrados, y ello permite una exposición importante de todos los candidatos por igual.
En cualquier caso, contrario a lo que se ha dicho en la prensa nacional, la Ley sí permite que los medios de comunicación nacional organicen libremente debates entre los candidatos presidenciales, siempre y cuando participen por lo menos 2 candidatos de la misma elección y se establezcan condiciones de equidad en el formato.
Ya veremos en el 2018 si los medios de comunicación mexicanos capitalizan esa posibilidad y son capaces de construir un mejor formato para la discusión de temas relevantes, con el que se comprometan los candidatos presidenciales.
Por mientras veremos lo que pasa en los Estados Unidos, en una elección sumamente polarizada, en la que ya abiertamente se maneja la posibilidad de un fraude electoral[3], y en la que las encuestas solamente convencen a quienes les favorecen.
Imagínese cómo está la cosa, que por primera vez en la historia de los Estados Unidos, el Departamento de Estado norteamericano solicitó a la OEA una misión de observadores electorales, además los que llegarán procedentes de Europa y de otros países[4].
@pacozorrilla
@OpinionLSR
[1] https://www.theguardian.com/media/2016/sep/27/presidential-debate-ratings-record-clinton-trump
[2] http://www.excelsior.com.mx/opinion/leo-zuckermann/2016/09/28/1119396
[3] http://lasillarota.com/el-fantasma-del-fraude-electoral-norteamericano/Francisco-Zorrilla-Mateos#.WAY3IEl0wiQ
[4] https://www.washingtonpost.com/world/national-security/foreign-election-observers-to-cast-their-eyes-on-the-us-presidential-vote/2016/10/05/2fb0646e-8666-11e6-ac72-a29979381495_story.html