POR: RODOLFO ACEVES JIMÉNEZ
El recibimiento que hizo el Ejecutivo Federal, al candidato del Partido Republicano, Donald Trump, ha sido sujeto de múltiples críticas. Falta de timing político, encuentro precipitado, recepción de Jefe de Estado, falta de cálculo político, entre otros, fueron las críticas que le hicieron a este encuentro, en el que posteriormente se conoció que esta reunión fue diseñada y operada por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, al parecer sin conocimiento de la titular de Relaciones Exteriores, lo que coloca al Presidente en una disyuntiva moral y profesional, entre el amigo y el colaborador, en el que tal parece que este desafortunado consejo fue el motivo para que Videgaray renunciara en días pasados a la titularidad de Hacienda y Crédito Público.
Esto generó un desencuentro con la Embajada de Estados Unidos, sobre todo porque México es el único país en recibir a Trump, cuando naciones como Israel o Gran Bretaña se han negado a recibirlo oficialmente, es decir, una desacertada decisión diplomática, mientras el presidente viajaba a China para reunirse en el G-20. Como si ni fuera suficiente, la candidata del partido demócrata Hillary Clinton canceló la posibilidad de reunirse con el Ejecutivo Federal mexicano, situación que coloca al Presidente en un bochornoso incidente internacional.
Así como este, el antecedente del Cuarto Informe se enmarca en nuevos frentes de crisis, como el pago que realizó una tercera persona del impuesto predial del departamento de la Primera Dama en Miami, el plagio de la tesis de licenciatura del Presidente, el nuevo incremento en el costo de la gasolina y la energía eléctrica, la inseguridad en el país, la crisis de derechos humanos por el informe Tanhuato que presentó la CNDH y el acumulamiento de nuevos escándalos de corrupción, como en la Comisión Nacional del Deporte (CONADE).
Algunas de estas crisis pudieron haberse evitado, si el candidato Enrique Peña Nieto hubiera atendido sus compromisos de campaña. Por ejemplo, cuando en marzo de 2012 comenzaba sus actos proselitistas en Guadalajara, anunciaba sus primeros compromisos de campaña: uno de ellos, la creación de la Comisión Nacional Anticorrupción que fue substituida por un Sistema, al que le faltan las leyes secundarias para operarlo, cuya clase política se resiste a asumir los compromisos derivados de este. En el gabinete federal, tan sólo el Secretario de Agricultura, José Calzada Rovirosa, ha presentado su #3de3; los demás no lo han presentado.
A pesar de las múltiples y variadas voces que se alzan señalando la corrupción y las demás crisis en su administración, pareciera que el presidente desoye, no escucha las críticas de terceros, y en su lugar atiende los consejos que vienen de sus amigos, como Videgaray, Aurelio Nuño en la SEP y sus decisiones desacertadas con la CNTE o Arturo Castillo y sus asuntos de corrupción en la CONADE.
Quizás por esta actitud de desatender las críticas, es que se busca revertir la percepción de inconformidad en la ciudadanía, con acciones que agraden a la mayoría que incurren en populismo, como ofrecer el Palacio de Bellas Artes al homenaje al compositor Juan Gabriel, pero al mismo tiempo, abandonar su iniciativa de matrimonios igualitarios, que mereció la protesta de la Iglesia católica quien pretende elevar dogmas de fe a rango de política pública, en el que las Cámaras señalaron que no está contemplado en la agenda legislativa.
Es muy posible que el Presidente deba hacer un control de daños a la deteriorada imagen que tiene la figura presidencial mexicana, dentro y fuera del país y debiendo separar la amistad del desempeño entre sus colaboradores.
Mientras tanto la campaña “Lo bueno casi no se cuenta, pero cuenta mucho” en el contexto del Cuarto Informe de Gobierno, aparece desapercibida por la opinión pública y es desplazada por las críticas a las decisiones gubernamentales que sus amigos le recomiendan al Presidente.
@racevesj