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viernes, diciembre 27, 2024

Don Arsenio de la Mancha

En un lugar no tan cerca de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que nació Arsène Wenger. Un tipo de aspecto lánguido, espigado, de tez blanquecina, con una pronunciada nariz “aguileña” y pelo castaño. Su primera experiencia con el futbol fue durante su infancia, misma que vivió en el pueblo francés de Duttlenheim en los cincuentas admirando el vistoso y ofensivo futbol del Borussia Monchengladbach y yendo a ver a su padre entrenar al equipo de futbol del pueblo. Años después inició su efímera y fallida carrera como futbolista. Sin mucho pesar, el galo optó por estudiar ingeniería para posteriormente obtener un posgrado en Economía por la Universidad de Estrasburgo. Por azares del destino años después retomó el futbol pero ahora como director técnico. En esta nueva etapa floreció y se convirtió en miembro de la selecta élite de futbolistas fallidos renacidos como entrenadores exitosos como Rafa Benitez y José Mourinho. Sin pretender hacer de este texto una mini-biografía no autorizada de uno de los técnicos más emblemáticos del futbol moderno, me detengo en la semblanza del actual técnico del Arsenal FC.

“Le Proffeseur”, como le apodan algunos medios británicos, hace unos días cumplió 20 años dirigiendo al club del norte de Londres y ha sido un personaje que ha polarizado a sus aficionados en dos bandos; los que lo defienden sobre todas las cosas y lo consideran una cuasi-deidad y los que lo critican de todos los males del club y lo tachan de caduco y terco. En su andar, ha demostrado que su comportamiento obstinado, romántico y en ocasiones candoroso (ingenuo), bien podría ser confundido con el del Caballero de la Triste Figura.

De unos años a la fecha, el futbol se ha convertido en una prueba irrefutable del capitalismo exacerbado y despiadado por el que atraviesa la orbe. La FIFA ha mutado a una especie de Bolsa de Valores que permite la especulación con piernas en lugar de acciones. Hemos perdido la capacidad de asombro por las estratosféricas cifras de transferencias y sueldos relacionadas al futbol. A aquellos que nos enamora –y en ocasiones apendeja- el futbol, nos ha tocado ver a equipos históricos como el Rangers de Escocia declararse quebrados; a equipos pequeños que después de ser comprados por “petro-dólares” caen estrepitosamente en años consecuentes por no poder pagar a sus futbolistas como el Málaga de España; y a equipos media-tableros como el Puebla de México cambiar de dueño como si fueran tarjetas coleccionables. Si hay una variable común en el futbol moderno es la de un manejo deplorable y paupérrimo de las finanzas en los clubes avaladas -eso sí- por la política laisses faire impuesta por la FIFA.

Pues bien, en contracorriente de todo lo anterior, se alza la figura del entrenador francés que dirige desde 1996 al equipo de mis (des)amores; el Arsenal. Durante su estadía como director técnico de los gunners con una política de frugalidad absoluta ha ganado 3 Ligas Premier (1998, 2002, 2004) y 6 F.A. Cups (1998, 2002, 2003, 2005, 2014 y 2015), ha perdido una final de la Champions League (2006) y ha sido votado como Mejor Entrenador del Año en Inglaterra 3 veces (1998, 2002 y 2004). Aunado a lo anterior, durante su gestión como todólogo del Arsenal se le atribuye ser el artífice de la exitosa construcción del espectacular estadio Emirates –sin subsidio gubernamental alguno- a través de esa comentada época de austeridad absoluta (misma que mantuvo al Arsenal alejado de títulos pero siempre en los primeros lugares de la tabla). Asimismo, ha formado o terminado de formar a jugadores de la talla de Tony Adams, Thierry Henry, Cesc Fábregas, Dennis Bergkamp y Theo Walcott entre otros, y por si no fuera poco, ha conseguido lo que ningún otro entrenador en Inglaterra ha hecho; mantener a su equipo durante toda una temporada invicto (2003/2004).

Ese paria, al igual que Don Quijote con su renuencia a abandonar la honorable tradición de la caballería andante, ha decidido –muy a pesar del sentir de los aficionados- no abandonar el idealismo futbolístico de antaño. Le apuesta a formar jugadores desde su academia, a realizar visorias a jóvenes prospectos que aún no se consolidan, a ofrecer sueldos a sus estrellas por debajo de lo que ofrecen sus grandes competidores y a no pagar monstruosas cantidades en transferencias de jugadores. Todo lo anterior, lo ha logrado un entrenador que parece más bien CEO (Director General) de una empresa sana, estable, en continuo crecimiento pero que todavía no llega a lo que se espera de ella. Los altos mandos del club han optado por dejar que Wenger tome decisiones que no le competerían a un entrenador y los resultados hablan por sí solos; de acuerdo al estado de resultados oficial del club del periodo terminado el 30 de noviembre de 2015, el club no tiene deudas a corto plazo y sus reservas de efectivo ascendió a 135.9 millones de libras esterlinas.

Pero no todo es color de rosa para el club del Norte de Londres. En los últimos años han escaseado los títulos y los que sí se han ganado no han sido de competencias importantes como la Liga Premier o la Champions League. Además, del año 2000 a la fecha el mapa de mejores clubes del mundo se ha ampliado por equipos como el Atlético de Madrid, Manchester City, Borussia Dortmund y Chelsea dejando fuera del mismo al Arsenal.

Se dice que esta será la última temporada de Arsene Wenger frente a los gunners, veremos si puede despedirse no sólo como un técnico longevo con buenos números sino como un técnico campeón y leyenda del futbol mundial. En el inter, debemos ensalzar la mente de un apasionado director técnico, un directivo exitoso, un idealista y testarudo de nuestro futbol que pelea contra gigantes molinos de viento, encantadores y en general contra los injustos de su gremio.

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