POR: MA. ELENA ESTAVILLO FLORES
En las próximas semanas o días habrá de publicarse la convocatoria pública para aspirantes a ocupar el puesto de comisionado del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), ya que a partir del primero de marzo del año entrante se abrirá una vacante dentro de su órgano de gobierno, compuesto por 7 comisionados.
El proceso de selección para comisionados del IFT es muy particular. Comienza por una convocatoria pública que refiere los requisitos que deberá cumplir todo interesado, precisados en el artículo 28 de la Constitución:
I. Ser ciudadano mexicano por nacimiento y estar en pleno goce de sus derechos civiles y políticos;
II. Ser mayor de treinta y cinco años;
III. Gozar de buena reputación y no haber sido condenado por delito doloso que amerite pena de prisión por más de un año;
IV. Poseer título profesional;
V. Haberse desempeñado, cuando menos tres años, en forma destacada en actividades profesionales, de servicio público o académicas sustancialmente relacionadas con materias afines a las de competencia económica, radiodifusión o telecomunicaciones, según corresponda;
VI. Acreditar los conocimientos técnicos necesarios para el ejercicio del cargo;
VII. No haber sido Secretario de Estado, Procurador General de la República, senador, diputado federal o local, Gobernador de algún Estado o Jefe de Gobierno del Distrito Federal, durante el año previo a su nombramiento, y
VIII. No haber ocupado, en los últimos tres años, ningún empleo, cargo o función directiva en las empresas de los concesionarios sujetas a la regulación del Instituto.
Para llevar a cabo el proceso de selección, se conformó un Comité de Evaluación por los titulares del Banco de México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía y el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación. Este comité se encargó del proceso para el nombramiento de los primeros 7 comisionados del IFT, en el año 2013, y para llenar la vacante que se generó a partir del 1º de marzo de 2016.
Aunque la duración del encargo de comisionado es de 9 años, los primeros 7 comisionados nombrados en 2013 recibimos encargos escalonados, a fin de asegurar la estabilidad y continuidad del órgano de gobierno. En consecuencia, a partir de 2016 cada año se abrirá una vacante de comisionado que deberá pasar por el proceso de selección del Comité de Evaluación.
La convocatoria es pública, abierta y transparente, de manera que cualquier persona que considere cumplir con los requisitos, puede postularse. El proceso comprende distintas etapas en las cuales cada interesado debe acreditar documentalmente que cuenta con todos los requisitos constitucionales para, finalmente, presentar un examen de conocimientos.
Considerando la especialización requerida para esta responsabilidad, el examen de conocimientos aborda temas económicos, jurídicos y de ingeniería, independientemente de la profesión del interesado.
Una vez aplicado el examen, el Comité de Evaluación conforma una lista con los 3 a 5 candidatos que obtuvieron las calificaciones más altas y la entrega al Presidente de la República. Entre estos candidatos, el Presidente propondrá a uno que tendrá que ser ratificado por el Senado.
Durante el proceso que se llevó a cabo durante 2013, se inscribieron 343 personas, de las cuales 61 eran mujeres, lo que representa el 18% del total.
Como el proceso se lleva de forma paralela a la selección de comisionado de la Comisión Federal de Competencia Económica, existe la posibilidad de ser aspirante a ambas vacantes. Un total de 58 personas se inscribieron de esta forma, de las cuales 14 eran mujeres, es decir, el 24%.
Sumando ambos grupos de aspirantes, hubo 401 personas en total, de las cuales el 75 fueron mujeres, lo que representa el 19%.
En las 7 listas integradas por el Comité de Evaluación, cada una con 5 candidatos, 7 fueron mujeres, es decir, el 20% del total. Finalmente, el Presidente propuso a 2 mujeres y 5 hombres que fueron ratificados por el Senado, conformando un pleno con una participación femenina del 29%.
En el proceso de selección realizado este año, que culminó apenas hace unos días con la ratificación del Ing. Javier Juárez para ocupar el puesto de comisionado que dejó vacante el Ing. Fernando Borjón, se inscribieron y entregaron documentación 33 personas, de las cuales NINGUNA fue mujer. Exactamente CERO POR CIENTO.
Entre quienes se inscribieron y entregaron documentación para ambos procesos, de un total de 31 personas, 5 fueron mujeres, con una representación del 16%.
Sumando ambos grupos, se tiene un total de 64 personas de las cuales 5 eran mujeres, es decir, el 8%.
Finalmente, en la lista de 5 candidatos integrada por el Comité de Evaluación, no apareció NINGUNA mujer.
Es de llamar la atención y también preocupante, que en un proceso abierto, público y transparente, en el que sería menos probable la aparición de los fenómenos del “techo de cristal” o del “suelo pegajoso” que engloban una variedad de factores que impiden que las mujeres accedan a puestos de mayor responsabilidad en organizaciones creadas bajo estructuras tradicionales, sean las propias mujeres quienes hayan elegido por acción u omisión, no reclamar una oportunidad abierta y disponible para ellas.
No quisiera que se malentienda esta preocupación. Estoy consciente de los diversos factores que dificultan el desarrollo profesional de las mujeres dentro de organizaciones creadas esencialmente para el liderazgo masculino. Lo entiendo porque a lo largo de mi propia carrera he enfrentado personalmente esas barreras.
Pero precisamente porque no son frecuentes las oportunidades para que las mujeres ocupen puestos de liderazgo y alta responsabilidad compitiendo con reglas claras, es que me parece esencial destacar la importancia del proceso de selección que se avecina.
Al día de hoy son innumerables los estudios que señalan cómo la presencia de los dos géneros en equipos de trabajo y entre tomadores de decisiones, asegura mejores resultados. En la iniciativa privada ha sido posible medir este efecto traducido en mayores ingresos y márgenes de utilidad en aquellas empresas cuyos órganos de decisión tienen una participación más equilibrada entre géneros.
También hay diversos estudios que describen cómo los diferentes estilos de liderazgo de hombres y mujeres, permiten que una organización mixta esté mejor equipada para enfrentar situaciones que requieren distintos tipos de aproximación a los problemas.
Ahora bien, ¿por qué insistir en mejorar la participación femenina en un cuerpo colegiado que ya cuenta con dos mujeres comisionadas? Pues precisamente porque esta participación no es representativa de nuestra sociedad, donde desde hace muchos años se alcanzó la paridad entre los estudiantes universitarios, con un desempeño muy destacado de las mujeres. Algo sucede desde que estas mujeres se gradúan y pasan a la fuerza laboral, que hace que vaya disminuyendo seriamente su participación a medida que se incrementa el nivel de responsabilidad.
En este contexto, pareciera a veces que con que exista UNA mujer en cualquier grupo de trabajo, se cubre una demanda tácita de equidad o pluralidad, que obviamente dista mucho de serlo.
En el libro “Vayamos Adelante: Las Mujeres, el Trabajo y la Voluntad de Liderar”, Sheryl Sandberg (directora de operaciones de Facebook) y Nell Scovell alientan a las mujeres a avanzar en el camino del liderazgo. Retomo sus palabras con la esperanza de que hagan eco en mujeres valiosas que puedan enriquecer el órgano de gobierno del IFT:
“El duro trabajo de generaciones anteriores a nosotros significa que la equidad está a nuestro alcance. Hoy podemos cerrar la brecha de liderazgo. Cada éxito individual puede facilitar el éxito para la siguiente. Podemos hacer esto –para nosotras, para los demás, para nuestras hijas e hijos. Si empujamos fuerte ahora, esta nueva ola puede ser la última ola. En el futuro no habrá mujeres líderes. Sólo habrá líderes.”
@elenaestavillo
@OpinionLSR