-Cierra los ojos, hija. No veas. Piensa cosas bonitas -le dijo la señora Mildred a su hija Jhanna, en medio del río Chucunaque, el Dios de los Ríos, en la selva del Darién, en Panamá.
-Sí mami -contestó la niña Jhanna, de 9 años, al entrar a un territorio altamente peligroso para la vida conocido como el Infierno Verde de La Américas.
-Agárrate fuerte. No me sueltes -dijo Mildred, toda embarrada de lodo, con el agua en las rodillas, con la niña cargada en la espalda, abrazada del cuello.
-Sí mamí -contestó Jhanna, con los ojos cerrados.
Un viaje de 4 mil kilómetros, con los ojos cerrados, desde Venezuela hasta EEUU, recorre la niña Jhanna, quien cuenta con la protección y cuidado de una especie de hada madrina: su madre Mildred, en un camino interminable hacia la tierra prometida de Joe Biden.
Mildred va rezando todo el camino. Ella reza El Salmo 91 que dice: “Tu eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío. Solo él puede librarme de las trampas del cazador y de mortíferas plagas”.
Todo el camino ha estado lleno de peligros.
Un día, allá en El Tapón del Darién, en la Selva de Panamá, de pronto les llegó un olor penetrante a muerto, proveniente del interior de una casa de campaña. Adentro, había tres personas muertas en estado de putrefacción: un hombre, una mujer y una niña pequeña, como Jhanna. Una familia muerta en el mismo viaje.
-Cierra los ojos, hija -le dijo Mildred a Jhanna para evitar que la niña viera los cadáveres. Mildred protege a Jhanna de todas las cosas feas del mundo y del sufrimiento, en su duro viaje, juntas, desde el socialismo de Venezuela, hasta el capitalismo de Estados Unidos. Un viaje sufrido y riesgoso, desde el sueño bolivariano hasta el sueño americano.