MOSCÚ.- El Ministerio de Defensa de Rusia reconoció este lunes la muerte de 63 militares rusos a consecuencia del impacto de un misil ucraniano contra un cuartel del Ejército ruso ubicado en la localidad de Makíivka de la región ucraniana de Donetsk, anexionada por Moscú en septiembre pasado.
“El régimen de Kiev atacó con seis misiles HIMARS producidos en Estados Unidos un cuartel temporal de una de las unidades de militares rusos en la localidad de Makíivka”, declaró el portavoz del mando ruso, Igor Konashénkov, quien afirmó que la defensa antiaérea rusa derribó dos de los seis proyectiles.
Según Defensa, “a consecuencia del impacto de cuatro misiles (…) murieron 63 militares rusos”.
“Los familiares y allegados de los militares fallecidos recibirán toda la ayuda y el apoyo necesarios”, añadió el mando ruso.
El mando ucraniano, por su parte, informó sobre este ataque en su cuenta de Facebook, al señalar que “Papá Noel empacó 400 cadáveres de cerdos rusos”, además de más de 300 heridos.
RUSIA MANTIENE ATAQUES CON DRONES
Las autoridades ucranianas estiman que Rusia está agotando sus reservas de misiles de largo alcance, ante una segunda noche consecutiva de ataques masivos «kamikaze» con drones que apunta a un cambio de táctica en la ofensiva rusa para la invasión del país.
Más de 80 drones de impacto «Shahed-131/136» de producción iraní fueron lanzados por Rusia en las dos primeras noches de 2023, en su mayoría dirigidos contra Kiev.
Las fuerzas armadas ucranianas afirman que los 39 drones lanzados este lunes fueron derribados, pero no se pudo evitar por completo la destrucción de viviendas particulares y objetos de infraestructura.
Según el jefe de la administración militar regional, Oleksii Kuleba, en el último ataque quedaron dañadas once viviendas en dos distritos de la región, además de unas instalaciones de infraestructuras energéticas críticas. Como consecuencia, hubo cortes de electricidad de emergencia en la capital.
El portavoz de las fuerzas aéreas ucranianas, Yurit Ignat, atribuye el alto porcentaje de drones rusos derribados en la experiencia ganada en estos meses en guerra para contrarrestarlos, así como por el creciente uso de sistemas defensivos aportados por aliados occidentales.
No obstante, advirtió de que esos sistemas de defensa antiaérea «se están agotando», como lo hace la munición que precisan, a lo que se suma la necesidad de reparar los equipos.
Según Ignat, éste es precisamente el objetivo de los ataques con drones, además de atacar infraestructuras críticas e intentar romper el espíritu luchador de los ucranianos.