Aunque los avances en el caso del asesinato del periodista Fredy López Arévalo, ocurrido un día como hoy pero del año pasado, no son los esperados, la Fiscalía General de la República (FGR) persigue, por lo menos, 70 líneas de investigación.
El 1 de enero de este año, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Chiapas, mediante un comunicado, informó que dos presuntos homicidas del excorresponsal de guerra en Centroamérica fueron encontrados muertos el 30 de diciembre en la cajuela de un vehículo marca Tsuru, en una comunidad del municipio de Frontera Comalapa, donde la presencia de grupos armados es
preocupante.
De hecho, Jonathan “N”, conocido con el seudónimo de “El Moco”, fue acusado de jalar el gatillo de su pistola, cuando el periodista regresaba a su casa en San Cristóbal de Las Casas, luego de estar presente en la fiesta de cumpleaños de
su mamá, celebrada en Tuxtla Gutiérrez. En el coche en donde fueron hallados sin vida los presuntos criminales, también se “incautó” una gorra con las iniciales CJNG, en referencia al Cártel Jalisco Nueva Generación.
Fiscalía de Chiapas mintió
Aunque el caso está en manos de la FGR, Gabriela Velázquez Gamboa, esposa de quien en los últimos años se dedicó a escribir columnas periodísticas para su Revista Jovel, aseguró que esa versión no es verdadera y algo más grave: los cadáveres de los presuntos criminales fueron incinerados, por lo que no quedó ningún registro en caso de que se quisiera hacer otra
investigación con los cuerpos.
“Desconocemos cuál era el objetivo, porque para ese momento el caso ya estaba en manos de la FGR, y (esta instancia) no tenía el conocimiento de esos muertos, ni las muestras genéticas que respalden esa versión”, confesó.
Inclusive, la misma FGR se acercó a la FGE de Chiapas para conocer esas supuestas pruebas de quienes estuvieron encajuelados hasta por 10 días, pero nunca las recibió, ni se pudo hacer otro muestreo.
De lo que está segura, agrega, es que a quien señalan como el autor material del crimen, es decir “El Moco”, no es la misma persona que acabó con la vida del originario de Yajalón, Chiapas. “
«Yo estuve presente en ese momento, por eso lo confirmo”, refiere. Este viernes, los hijos mayores de Fredy ofrecieron una rueda de prensa en el kilómetro 46 de la autopista Tuxtla-San Cristóbal, como una acción para demandar justicia y se le dé celeridad al caso de su padre.
Este mismo día, pero a partir de las 6 de la tarde, en San Cristóbal, se efectuará una acción cultural en el centro de esa ciudad, organizada por Gabriela, para recordar a quien durante dos décadas compartió su vida con ella y con quien procreó dos hijas.
Sin condiciones de seguridad
La organización “Artículo 19” ha documentado, de 2000 a la fecha, 156 asesinatos de periodistas en México, en posible relación con su labor. Del total, advierte en su página web, 144 son hombres y 12 son mujeres.
De éstos, agrega, 47 se registraron durante el mandato anterior del presidente Enrique Peña Nieto y 36 en el actual de Andrés Manuel López Obrador.
Según esa asociación, el gobierno de Javier Duarte, que comenzó en diciembre de 2010 y finalizó el 30 de noviembre de 2016 en Veracruz, ha sido el más letal para los comunicadores: 18 periodistas asesinadas/os (incluyendo al fotoperiodista Rubén Espinosa).
Dicho estado tiene el mayor registro de asesinatos de periodistas, con 31. El caso más reciente es el de Juan Arjón López, quien fue desaparecido el 9 de agosto en San Luis Río Colorado, Sonora y cuyo cuerpo fue hallado sin vida el 16 de agosto de 2022.
Ante este panorama y consciente de que la corrupción en México no se detiene, Gabriela Velázquez afirma que será complicado que se haga justicia, pues incluso no hubo amenazas antes de que su esposo fuera ejecutado. “Eso dificulta todo, porque se enreda el caso”. Otro temor que tiene, acepta, es que las autoridades no le han brindado medidas cautelares, ni otro tipo de atención como la sicológica que, puntualiza, la requieren sus hijas y ella. “He estado pendiente de todo, pero las respuestas son lentas».