VERACRUZ, Veracruz (La Silla Rota).- 2 de febrero de 2017 (La Silla Rota).- A golpes y reteniendo al Presidente Municipal, Homero Gamboa, habitantes de la ciudad de Tlacotalpan, obligaron a la Policía del Estado de Veracruz y a la Fiscalía General, a que les permitieran realizar el embalse de toros como parte de las fiestas de la Virgen de Tlacotalpan, que se realiza desde hace 242 años en esa localidad.
Desde el fin de semana pasado, el gobierno estatal advirtió a los lugareños que no podían usar animales para las festividades debido a que la ley ya prohibía esas acciones por considerarlas maltrato en contra de los bovinos.
Ante esto, un grupo de vecinos de esa ciudad en la Cuenca del Papaloapan, considerada como Patrimonio Histórico de la Humanidad por la UNESCO, interpuso un amparo federal un par de veces, sin embargo, les fue negado quedando cancelada así las festividades de este miércoles.
Todos los 1 de febrero, es una tradición que un grupo de ganaderos junte por lo menos seis toros de la raza cebú en un islote ubicado frente al muelle del pueblo.
A las 12:00 del día, ayudados con lanchas, los vaqueros pasan por el agua del Río Papaloapan a las bestias hasta tierra firme en donde son soltados ante una multitud que los provoca a golpes para torearlos hasta el cansancio.
Debido a las protestas de grupos ambientalistas y la nueva ley de Protección Animal en la entidad, la Fiscalía General de Veracruz y la Secretaría de Turismo advirtió que no permitirían el embalse de toros.
Para esto, desde temprano llegaron decenas de Policías Ministeriales y de la Fuerza Civil que cercaron el poblado impidiendo así que la población liberara a los bovinos.
En un intento por llevar a cabo la festividad, habitantes se acercaron a los corrales, pero un grupo de agentes detuvo a cerca de 60 personas, entre ellas ganaderos de la entidad, allanando un rancho y asegurando a seis toros que fueron llevados a otro sitio.
Esto causó molestia entre los pobladores que decidieron hacer frente a la autoridad. Marcharon enardecidos por las calles hasta llegar al Palacio Municipal en donde realizaron destrozos y tiraron la puerta principal de acero en donde tuvieron una confrontación con la policía estatal.
Luna vez que entraron al ayuntamiento obligaron a salir al alcalde quien, de manera obligada, tuvo que acompañarlos hasta la Fiscalía Regional para pedir que les regresaran los seis toros.
Debido a que el contingente era de cientos de personas, la mayoría a caballo y bajos los efectos del alcohol, a la autoridad no le quedó de otra más que permitir la fiesta.